Un túnel esconde mis brazos, atajo de cualquier vanidoso que huye de este diluvio. OnÃrico encuentro fluido, rubio cielo de latidos, convertidos en una pena salida de ninguna manera. Segundo ciclo dormido, no hay tiempo cuando no muera si atrás mÃo pasa primera la salmuera de ese vestido. En las hojas de este tilo, rebosa la ausencia del frÃo, ¡qué lÃo frisa tu esencia! extraño ese cuerpo escondido.