Una caja, con figuras de siluetas deformes. Se acomodan, se engranan formando un sinfÃn de colores mezclados que dibujan la mitologÃa de un pueblo que no existe. La caja no está en ningún lado. Cada segundo que pasa es distinto al anterior. La masa de formas mutantes deja caer un lÃquido majestuoso que se escabulle por los intersticios que se crean. Cuando este néctar se sedimenta en la base de la caja, las figuras pierden su color hasta que fuertes vientos la voltean dándole gracia nuevamente. Hay un dios y todavÃa no se sabe quién es.